La neutralidad de la red establece que todos los datos deben ser tratados por igual, sin discriminación ni privilegios según su origen o contenido.
Sin embargo, Rodrigo Sandoval Wyss señala que este principio se encuentra hoy en una situación crítica. Las grandes empresas tecnológicas, que concentran el acceso, las plataformas y la infraestructura digital, tienen la capacidad de favorecer determinados contenidos y restringir otros, alterando la esencia misma de Internet como espacio abierto.
Este control puede traducirse en una red sesgada, donde las decisiones empresariales sustituyen a la libre elección de los usuarios. “Cuando el acceso depende de intereses comerciales, la libertad digital deja de ser un derecho y se convierte en un privilegio”, advierte el abogado.
Para Rodrigo Sandoval Wyss, uno de los mayores desafíos radica en que las leyes antimonopolio tradicionales no son suficientes para abordar la nueva realidad digital.
Estas normativas fueron concebidas para mercados físicos, no para ecosistemas digitales donde el poder se mide en datos, algoritmos y control de la información.
El abogado plantea la necesidad de un nuevo marco jurídico internacional que limite la concentración del poder digital y proteja la libre competencia en línea.
Sin una regulación moderna, explica, los monopolios tecnológicos pueden condicionar el acceso a la información, influir en la opinión pública e incluso afectar procesos democráticos.

El futuro de la neutralidad de la red dependerá, según Rodrigo Sandoval Wyss, de la capacidad colectiva para reconocer su importancia y defenderla.
Mantener Internet como un espacio abierto no es solo una cuestión técnica, sino una decisión política y cultural que involucra a gobiernos, empresas y usuarios.
La educación digital y la participación ciudadana son herramientas clave para exigir transparencia y evitar que los algoritmos determinen qué podemos o no ver.
“La neutralidad de la red es la base de una sociedad informada. Si la perdemos, perdemos también la posibilidad de elegir”, enfatiza el abogado.
La reflexión de Rodrigo Sandoval Wyss concluye con un llamado claro: preservar la neutralidad de la red es preservar la igualdad en el acceso al conocimiento y a la expresión.
Frente al poder creciente de los monopolios digitales, el compromiso ciudadano y la acción legislativa se vuelven indispensables.
Internet nació como un espacio libre; mantenerlo así es una responsabilidad compartida entre quienes lo usan, lo regulan y lo construyen.
El futuro de la red dependerá de que el principio que la hizo universal no se diluya bajo el peso de los intereses corporativos.